martes, 8 de enero de 2013

2013-1


Ya ha comenzado el nuevo año; el 2013... El primero del nuevo sol.
Y con él, se han desvanecido algunas esperanzas.
No ha ocurrido nada el 21 del 12 del 2012.

No ha habido fines del mundo, ni se ha sentido el cambio anunciado por muchos profetas, ni siquiera ese alineamiento con el centro de la galaxia, ese que prometía una vida nueva, feliz e instantánea, ni ha habido portentos, ni magias, ni cambios.

El mundo ha seguido rodando incansable, de la misma manera. La crisis continúa, - eso nos siguen recordando los medios de comunicación- las guerras no han parado, los políticos siguen con sus cuitas, como el pasado año y… todo sigue igual.

Y para colmo, en estas fechas, seguimos invadidos por la fiebre consumista de la navidad, de los reyes. Y aparentemente nada ha cambiado.

Por nuestra parte, para escapar de ésta marea de las navidades, retornamos a Egipto, hacia menos de una semana que habíamos estado, y decidimos regresar de nuevo.

El país continuaba sucio, como abandonado a su suerte, las pirámides y los templos, seguían esperando a los visitantes, los vendedores prestos para enredar a los turistas, en ésta ocasión, chinos, que invadían los lugares sagrados… En fin, como siempre.

En el Cairo, asfixiado por la contaminación, a punto del colapso por un tráfico caótico, decidimos dar una vuelta por la plaza de la libertad, la famosa Plaza Tahrir.

Allí seguían algunos jóvenes defendiendo la revolución, junto a niños descalzos, y algunos sin techo que, habían aprovechado el momento, para montar sus tiendas de campaña y hacer del lugar su hogar.

Pero la gente, y era lo mas curioso, seguía acudiendo al lugar, al atardecer, para seguir preservando la llama de esa revolución que allí prendió…

La plaza estaba- inusualmente limpia, sin circulación.

Se había convertido en una isla de paz, en medio del ruido de los motores de los coches que rugían a su alrededor, llenándolo todo de humo y polvo.

Y allí en medio, me llamo la atención, ver a varios jóvenes, pintando una de las construcciones de la plaza. Estaban coloreando de blanco, rojo y negro, los tonos de la bandera de su país.

Era como si quisieran que aquello siguiera puro, limpio y vivo.

Demostrando al mundo, que a pesar de todo, “ellos” los jóvenes, seguían manteniendo viva la llama de la revolución, el germen de la libertad, creyendo aun, que un mundo nuevo era posible.

Acabamos de regresar a casa, dispuestos a afrontar un nuevo año, lleno de esperanzas y de sueños.

Y queremos quedarnos con esa imagen.

En medio del caos, del ruido, de las prisas, del humo, de la suciedad, de la contaminación, aun hay seres, que creen que, con pequeños actos- pintar una bandera, que se mantenga limpia y brillante- un nuevo mundo es posible.

Aun seguimos creyendo en ello. ¡Todo es posible!

Y seguiremos apostando, con pequeñas acciones, con pequeños actos, por un mundo diferente.

Se lo pediremos a los Reyes Magos que están a punto de llegar- curiosamente, de oriente-.

Y eso deseamos hoy. Que la ilusión llene, en estos días, vuestras vidas.

Y que el año 2013, a pesar de lo que auguran los profetas, políticos, y demás gentes de mal agüero, esté lleno de venturas y bendiciones.

Seguiremos unidos en este espacio en blanco, ahora, abierto a las esperanzas.

Feliz año y buenos reyes a todos.
Miguel Blanco.


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