viernes, 16 de agosto de 2013

Desde Phnom Penh, Camboya

      Hemos dejado atrás la locura vietnamita. Por fin.
Parece que se han vuelto majaretas y andan todos por las calles con sus millones de motos, inundándolo todo, con un solo fin aparente: comprar. Consumir como si fuera el fin del mundo.
Asia y su encanto, parecen haber desaparecido de las ciudades vietnamitas, que se asemejan a cualquier otra ciudad del mundo llamado “Civilizado”. Es una pena, ese tsumani de modernidad se ha llevado consigo la tradición.
Ya en Camboya, la vida parece haber recobrado un poco su pulso.
Por aquí, también andan fascinados con los móviles de última generación y demás artilugios modernos, pero al menos se siente cómo la tradición resiste el embite de la modernidad.
Hace unas horas, aquí en Phnom Penh, hemos visitado Tuol Sleng y la escuela S21, uno de los lugares del genocidio del Jemer Rojo.
Toda una atrocidad cometida hace unos pocos años en la que murieron más de 2 millones de inocentes.
No aprendemos nunca.
Nos queda la última etapa del viaje, uno de los centros mágicos del planeta por estas latitudes, y una cita pendiente desde hace muchos años: Ankorg Wat.
Mientras, dejaremos que la tradición de Oriente, la poca que queda viva, nos acaricie las almas.
Seguid disfrutando del verano y de esos Espacios que, de vez en cuando, se abren al infinito.

Feliz semana. Nos encontramos en breve.

Miguel Blanco. Desde Cambodia. Camboya.


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