viernes, 1 de noviembre de 2013

La noche de Santos

      Recibimos la semana con la triste noticia de la muerte de seis mineros en León.
Un accidente ocurrido en el pozo Emilio del Valle de Santa Lucía, en La Pola de Gordón (León), se llevo la vida seis mineros por una fuga de grisú.
 
Aun me sigo sorprendiendo, cuando veo que muchas personas, aun creen que la leche, los tomates, las lechugas, crecen en los supermercados.
No nos damos cuenta, que tras eso que comemos, lo que mas necesitamos, los alimentos, hay mucho trabajo de gentes que se dejan la piel en los campos, trabajando de sol a sol.
Ellos hacen el trabajo, en silencio, y “Otros” se llevan los beneficios.
Ni tan siquiera reciben el reconocimiento.
Darle un poco de valor a su trabajo, gracias al cual, nosotros podemos comer.
Ellos son los que mas trabajan, y los que menos cobran.
Y ni siquiera se lo reconocemos.
Igual ocurre con esa minería del norte, la del carbón.
Carbón que necesitamos para convertirlo en energía. En esa energía eléctrica que necesitamos para vivir.
Ya sabemos que hay maneras mejores para conseguir energía, al menos mas limpias.
Pero mientras nuestro país siga apostando por la térmicas, que se alimentan de carbón, les debemos, y mucho a los mineros que se juegan la vida en las entrañas de la tierra.
Por ello, esta semana, desde aquí, nuestro testimonio de gratitud a todos esos trabajadores de la mina que se juegan la vida, para darnos un poco de energía.
No nos acordamos de ellos, salvo cuando ocurren estos desgraciados accidentes.
Ojala sirvan para dar el valor y respeto que se merecen a los que, con su trabajo, silencioso, llenan nuestras casas de alimentos, que se crían en la tierra, con el sudor y esfuerzo de unos pocos. Al igual que el de esos mineros, que bajan cientos de metros las entrañas de la tierra para arrancar ese negro mineral que es carbón para que nosotros tengamos algo de luz.
Gracias.
A todos, esos que calladamente nos hacéis vivir mejor.
Ellos y solo ellos son los santos de nuestra sociedad.
Y no lo mamarrachos que nos enseñan los programas de televisión vomitando sus banalidades.
 
Al igual que esta fiesta absurda que ya nos han impuesto desde el imperio. Halloween lo llaman.
Por estos lares, es la noche de los difuntos, la de los Santos, la de Samain, de los celtas.
La noche en lo que visible e invisible se une en la tierra.
La noche, en las que, nuestros ancestros, se acercan a nosotros para unirse en comunión con los que les aman.
Habrá que recuperar las tradiciones.
Un pueblo sin ellas, esta perdido, sin rumbo.
Así que feliz noche de Samain, y un tributo de gratitud a nuestros muertos, a nuestros ancestros y a nuestros santos.
 
Todos esos que nos hacen la vida un poco más fácil.
Menos Halloween y más Santos en nuestra vida.
Miguel Blanco.


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